ENTREVISTA ANTONIO PÉREZ CRESPO / 17 - 12 - 04
(Foto: Alma Mª Morote)
Antonio Pérez Crespo, 75 años, abogado.
En el plano político ha sido diputado por Murcia en la legislatura constituyente y senador electo en la 1ª legislatura con más de cuarenta iniciativas. Miembro del consejo político nacional y presidente del Consejo regional de Murcia.
Vocal del Sindicato de la Marina Mercante, presidente de la Junta del Puerto de Cartagena durante diez años y co-fundador del Depósito Franco del Puerto de Cartagena
En el plano docente ha sido consejero provincial de educación.
- ¿Cómo fueron sus inicios en política? ¿Hay algunas anécdotas reseñables?
En primer lugar, alguien nos indujo a entrar en política en la época de Franco y yo fui uno de ellos. Estuve en Portugal estableciendo contacto con los demócratas cristianos.
Una vez muerto Franco y empezando la Transición aquí se hizo la primera prueba de participación del PC. Aquí estaba Agustín Sánchez Trigueros, secretario general del PC en Murcia, y el gobernador civil, Federico Gallo, me pidió que lo tratara de llevar a una reunión de partidos políticos en el gobierno civil.
Lo llamé para que viniera y él por supuesto se negó, le dije que hablara con su gente de Madrid que yo ya había hablado con los míos y que no era invención de Federico Gallo ni mía.
Para mi sorpresa me dijeron del gobierno que lo que él me dijera, hiciese. Me puso una condición y era la de entrar al gobierno civil de mi brazo, sentarse a mi lado y que le jurara por mi madre que iba a salir del gobierno civil cogido de mi brazo.
Otro hecho reseñable fue en las elecciones a la diputación provincial, por primera vez se autorizó a que personas que no fueran diputados provinciales se pudieran presentar. En las elecciones de la época franquista se elegían los diputados provinciales y aquí se permitió que hubiera hasta 26 diputados. Me pidieron que hiciera el experimento de presentarme a candidato de presidencia de la diputación, y fui a ver a los 26 grandes electores ya que necesitaba tres de sus firmas para mi candidatura, me firmaron y fui candidato. No quería que se me votase y no saqué ningún voto, fue para demostrar que la ley era inoperante ya que no se podía hacer la Transición política con este tipo de legislación. Por tanto me presenté y no saqué ni un voto, cada uno podía elegirte en una primera votación porque éramos tres y tenían que quedar dos. En una primera votación hubo 14 votos para Ginés Huertas, 13 para Portillo Guillamón y yo cero votos, y a pesar de eso yo aparecía en la Hoja del Lunes como uno de lo futuribles y no se equivocaban. En la segunda votación cambiaron un voto, 13 para Ginés Huertas y Portillo 14 votos, nunca se aclaró quien cambió el voto.
- ¿Cómo recuerda los inicios y constitución de UCD?
Nuestro partido UDM, era el más numeroso de Murcia. De los cuatro diputados de Murcia, tres fueron de UDM, por tanto el peso específico lo teníamos nosotros.
Cuando se llega a la constitución de UCD, habían muchos grupos, hubo varias reuniones, nosotros como grupo demócrata cristiano nos integramos en el grupo que presidía Fernando Álvarez de Miranda y fui uno de los firmantes del acuerdo de constitución de UCD como presidente de UDM.
- ¿Cómo vio aquellos antecedentes y principios de la Transición democrática, y cuál fue la actuación de su partido?
Hubo una serie de acuerdos previos y tácitos para poder hacer la Transición, todos se cumplieron.
Lo que no se debe hacer es lo que se hace ahora, sacar los antecedentes de la guerra civil. Si la guerra civil fue hace cuarenta años y estamos situados en una nueva generación, lo que se debe hacer es sacar aquellos elementos que los une, no que los separan. Lo que se debía hacer era avanzar y no hablar de los makis , las fuerzas del cuerpo fueron más habilidosas y más numerosas para reprenderlos.
Por aquel entonces, Santiago Carrillo vio que había que esperar a la muerte de Franco para poner de acuerdo a una serie de sectores, la derecha española, el ejercito, muy duro y la Iglesia que tampoco se quería comprometer demasiado, hubo muchas muertes en la guerra civil y había que pasar página lo más discretamente posible.
Tras la muerte de Franco, la Transición se inicia con Arias Salgado, que fue quien comenzó todo el proceso de asociaciones políticas, no partidos políticos.
Yo intervine representando a la UDE en Murcia planteando la pregunta de si esto es un partido político o una asociación, dónde está la diferencia, porque teníamos autonomía y libertad de actuación en el régimen democrático.
Otro acuerdo básico fue que si participábamos todos en las elecciones, teníamos la obligación de aceptar si se redactaba la Constitución sin importar el resultado.
Tras el referéndum, en Murcia ganó UCD, por eso yo pude ser presidente aquel año del Consejo regional de Murcia. En las elecciones siguientes nos obligaron por acuerdo de UCD a los presidentes regionales a no participar en el Congreso sino en el Senado entendiéndola como la cámara de las regiones.
Posteriormente ganó el PSOE y me sucedió Hernández Ros que estuvo poco más de un año, pero yo ya era senador por Murcia y me toco defender el Estatuto de Autonomía.
Dentro de la constitución de UCD habían dos teorías, la disolución previa de los partidos, con lo cual se llegaba a un solo partido que fue la decisión que se tomó. La segunda, que fuese una confederación de partidos pero que cada uno conservase su propia identidad, como fuimos los regionalistas entre otros, pero pese a que costó llegamos a la conclusión de la disolución de partidos.
- Las listas de diputados y senadores por Murcia antes de las primeras elecciones ¿cómo se constituyeron?
Como dato concreto para las elecciones, me llamó Alfonso Osorio para incluir en las listas del Senado al afamado escritor, por aquel entonces, Ricardo de la Cierva.
En mi despacho se compuso la lista con Ricardo de la Cierva, Pepe Pérez, Martínez Garre y por último estaba Salvador Ripoll por el grupo popular. Al Congreso fue Joaquín Esteban, secretario general del gobierno civil, yo como número dos, Mario Arnaldos por Cartagena y Jesús Martínez Pujalte.
- ¿A su partido en algún momento le interesó adquirir para Murcia las mismas competencias que Valencia y Canarias, o que las comunidades históricas?
No nos planteamos ese problema, queríamos una constitución de un órgano regional con competencia legislativa y administrativa.
Ahora se plantea la modificación del Estatuto y no se ha podido, pero pienso que si estás dentro de España, lo esencial es eso.
Por aquel entonces no había nada hecho, aún sin aprobar la Constitución, los decretos de preautonomía los constituimos sobre la base de que era provisional a resulta de lo que aprobase la Constitución, y así fueron todos los estatutos.
En cambio en Cataluña, Tarradellas tenía un símbolo distinto de lo que era la autonomía y todo el proceso de generalidad.
- ¿Qué destacaría como lo más importante y anecdótico del proceso de autonomía de Murcia?
Durante el proceso de formación, Albacete decidió no venirse a Murcia, la situación de determinadas zonas era precaria absolutamente pero no tuve capacidad de negociación con ellos porque ellos tenían la audiencia territorial, la que siempre el colegio de abogados de Murcia había deseado. La primera negociación fue que Albacete fuese, en el caso de adherirse, lo que fue después el Tribunal Superior de Justicia, y el colegio de abogados de Murcia estuvo en contra de forma absoluta. Los diputados de UCD de Albacete habían estudiado todos en Murcia, aquí se formaron dos grupos, manchegos y murcianos, que se veían con recelo. Al final decidieron no unirse, volvieron a Castilla la Mancha y creo que fue un error tanto para ellos como para todos.
Antes se constituyó la región del sureste con Alicante, Murcia, Albacete y Almería, aquello fue una gran idea, pero tanto la presión de Valencia por Alicante, como la de Ciudad Real y Toledo por Albacete y sus acuíferos fue más fuerte.
Por último, Almería no votó a favor de su integración en Andalucía, votó para ser independiente y al final no fue así. Gran parte de esa negociación la llevamos diputados de Almería y yo, sobre todo con Paco Soler.
Las decisiones de las preautonomías eran por unanimidad de los parlamentarios y cuando el ministro de las regiones llama a los parlamentarios murcianos había cuatro diputados socialistas, al frente Ciriaco de Vicente, tres senadores de UCD y uno socialista, yo iba preconizado por mi partido. Nos preguntaron si íbamos por Valencia, yo dije que valencianos no éramos, manchegos nada y andaluces tampoco.
Parecía un poco extraño que nos mandara un señorito de Sevilla, a lo que Manuel Clavero me dio la razón. Todo esto se resolvió desde el gobierno central al repartirse ya los grandes partidos y quedando ya Murcia como uniprovincial.
- ¿En que consistió su papel en la comisión de Constitución en la que participó, y cómo vio aquel proceso desde dentro?
La comisión de los padres de la Constitución tuvo que contar con nosotros, ya que cada uno tenía su voto y se les daban instrucciones para que negociaran o no en los distintos aspectos.
Yo presenté una enmienda casi testimonial que consistió en abrir la posibilidad de que determinadas provincias y las zonas históricas que estaban lindando geográficamente pudieran mediante plebiscito pasarse de unas a otras. Los argumentos fueron claros y el tiempo lo ha demostrado que si eso se llevaba a cabo iban a durar poco las divisiones provinciales. Como ejemplo hay zonas de gran influencia cultural murciana fuera de nuestra provincia como son el caso de Hellín, Vélez Rubio, entre otras.
- También en la época de la Transición y en la etapa previa había problemas con el reparto del agua ¿Cuáles fueron los logros políticos en aquel entonces y cómo los valora hoy día?
La ciudad más importante para Murcia era Barcelona, al tener un elevado número de murcianos, ya que aquí hubo mucha inmigración por la sequía a principios del s. XX fue de Lorca y Murcia a Barcelona, Argelia o Túnez.
En la etapa de Franco empezó un trasvase, tras su muerte aquello no siguió. El objetivo era acabarlo y se llevó a cabo, empezó a llegar el agua y a abastecerse el sureste. El proceso en Murcia de estos 25 años no se llega a valorar pero es muy grande y ahí está.
- ¿Cómo fue su retirada de la política?
Era una situación complicada, los comunistas por un lado, la derecha por otro.
En los 80 recuerdo que se tenían que aprobar unos presupuestos, no se hizo comprando votos, se llevó a cabo. No pude estar y poco después de aquello salí de la política, tuve ofertas del grupo popular que se estaba constituyendo y del partido socialista para irme con ellos. Mis propios compañeros se dividieron y yo siempre he mantenido y mantengo un equilibrio lo más objetivo posible. A pesar de mi abandono aún sigo escribiendo en el diario La Opinión de Murcia.
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